Una de las maravillas de WordPress son los plugins. Siempre, lo más aconsejable es que mantengas bajo control su número para no ralentizar demasiado a WP. Sin embargo, no es tarea fácil con tantos y tan buenos como existen.

¿Qué elementos hemos de tener en cuenta a la hora de seleccionar un plugin? Veamos algunos de las más resaltables:

  • Tu necesidad: ¿de verdad que lo necesitas? ¿Le va a aportar una funcionalidad al sitio? ¿No puedes hacerlo de otra manera, añadiéndo un poco de código quizás? ¿Es imprescindible que lo añadas?
  • Como hace lo que hace: hay plugins muy vistosos de cara al usuario pero que luego tienen una usabilidad nula, por ejemplo. Otros, tienen una configuración harto complicada. Otros Toma en cuenta factores de este tipo.
  • La fecha en que salió su última versión: WordPress evoluciona constantemente (estamos a las puertas de la 2.8) pero, en ocasiones, los plugins no lo hacen al mismo ritmo. Hay muchos que han quedado descontinuados por sus creadores. Revisa siempre cuando fue su última actualización y hasta que versión funciona. Si es de hace unos pocos meses, a menos que haya un cambio de versión (como es el caso) es muy probable que funcione. Si es de hace más de un año o se indica que funciona hasta una versión anterior (2.6, 2.5), desconfía y sigue buscando.
  • La calificación que tiene: en este caso, me refiero a la que tiene en el directorio oficial de WordPress. Personalmente, prefiero buscar los plugins primero ahí, y la calificación (en estrellas) es una buena referencia. También es orientador el número de descargas. Pero no te olvides de que ambas cosas siempre son en relación con otros plugins.
  • Sus referencias: siempre es mejor trabajar con recomendaciones de otros bloggers que ya hayan usado un plugin. Si tienes dudas, pregunta a alguno. Si ves un plugin que te gusta en un blog, pregúntale al autor cúal es o cómo ha conseguido esa función. En la mayoría de los casos, te dará la respuesta. También ten en cuenta las recomendaciones que den blogs especializados como Ayuda WordPress (o aquí mismo, mira tú).
  • Su origen: muchos plugins tienen su propia página (aunque sea un post en el blog del autor). Entra allí y revisa los comentarios. En ocasiones, esto te puede salvar de llevarte una mala sorpresa.
  • El idioma: si no te desenvuelves bien en la lengua de Shakespeare, tenlo en cuenta a la hora de elegir un plugin que no tenga adaptación a tu idioma. Sí, cada vez hay más plugins multilingües, pero no son todos. Y justo ese que te gustó puede que no lo sea, o que no tenga versión en español. Si te da problemas y necesitas revisar documentación, es muy probable que no la encuentres en nuestro idioma (aunque cada vez haya más foros en español donde pedir ayuda).
  • Su documentación: muchos plugins tienen un FAQ donde explican los problemas más usuales que suelen darse. Algunos incluso documentación mucho más extensa. Si se trata de un plugin que realiza una o varias funciones complicadas, revisa que exista por lo menos una información básica acerca de su funcionamiento.
  • Su rendimiento: esto sólo lo puedes comprobar una vez ha sido puesto. Si ves que una vez que lo has añadido, el consumo de tu sitio se dispara o se carga más lento de lo normal, deberás hacer pruebas quitándolo y poniéndolo.

En muchas de estas cosas nos fijamos de manera automática, sin detenernos a considerarlas una a una, pero nunca está de más repasarlas. ¿Crees que me he dejado alguna en el tintero virtual? Dilo en los comentarios.