10 cosas que resultan difíciles en un blog.

  1. Elegir un nombre de dominio. Pues anda que no hay nombres registrados… Seguro que el que tanto nos gusta está ya registrado o usado en el servicio gratuito de nuestra preferencia. Si quieres, recuerda lo que dijimos por aquí al respecto.
  2. Diseñar o elegir el diseño: miles de plantillas y temas entre los que elegir, millones de webs en las que inspirarse… Muchas veces, el problema no es tanto dar con algo original como dar con algo que te sirva y que no se “parezca demasiado a”.
  3. Escribir contenido de manera regular: y con una periodicidad no sólo corta, sino constante. En muchas ocasiones, tan sólo nos detenemos a la hora de publicar por culpa de un malentendido afán de exigencia.
  4. Escribir contenido de calidad: esto sólo se consigue con el tiempo, esfuerzo y práctica. Que le vamos a hacer.
  5. No escribir para agradar a todos: todos tenemos miedo a las críticas, algo que abunda por Internet. Por lo tanto, es muy posible que, al comenzar con nuestro blog, tendamos a tratar de agradar a todo el mundo. Esto es especialmente grave si lo que pretendes es crear un blog personal donde tu opinión es el centro de atención.
  6. Realizar “mantenimiento”, ensuciándose la manos de código tratando de dar con la apariencia perfecta, con la optimización ideal, con el SEO atrapagoogle…
  7. Quedarse con pocos plugins. Y es que parecen todos tan útiles, y algunos se ven tan lindos… Vamos, a quitar unos cuantos, que el blog va a paso de tortuga zombie. Por aquí, ya hablamos del tema.
  8. Ganar dinero: difícil es, pero no imposible. Igual que con el contenido, se consigue con tiempo y esfuerzo. Además, los beneficios de un blog no tienen por qué venir directamente de él…
  9. Dejar de escribir en Twitter un exabrupto, una crítica o una sugerencia para pasar a hacerlo en tu blog de una manera más elaborada y reposada. Y es que Twitter puede ser un agujero negro perfecto por el que se vayan todos tus posts (sobre este tema, volveré algún día).
  10. No darle de comer al troll. De pronto, aparece un anónimo en nuestro blog soltando todo lo que le viene en gana (por decirlo finamente) de la manera más agresiva posible. El primer impulso: contestarle en los mismos términos. Lo más recomendable: guardarse las ganas en el bolsillo y, según lo veo yo, borrar el comentario para que la casa no quede sucia.

Me dejo unas cuentas cosas que darían para otro post. O mejor: ¿por qué no dejas tú una en los comentarios para completar este?