Sí, el título del post puede resultar un poco sensacionalista, pero es que esta pregunta se viene formulando de forma reiterada desde hace algún tiempo y dije que iba a hablar sobre ello. Bueno, para ser realistas, la mayoría de las veces se trata de una afirmación, sustituyendo “Twitter” por lo que toque en el momento (Facebook, por ejemplo). Tanto empeño se pone en repetir la afirmación que en verdad podríamos pensar en tentativa de homicidio, ¿no?

Yo no sé por qué, muchos analistas, medios (de Internet, principalmente) y hasta bloggers insisten en afirmaciones de este tipo, como si las diferentes herramientas existentes en esto que se ha dado en llamar web 2.0 fueran excluyentes, cuando en realidad son complementarias. No solamente es que cada una sea para su momento y ocasión, sino que hasta es para cada tipo de persona.

No hay batalla

La información en Twitter es más perecible que un blog: un tweet con un enlace puede terminar sepultado por cientos de actualizaciones de nuestros contactos en cuestión de minutos. Lo mismo puede ocurrir en un blog, es cierto, pero siempre accedemos a los nuevos posts de manera individual en cada blog, incluso en un lector de feeds, sin mezclarlos todos en un solo canal.

Esto hace de Twitter una rápida fuente de información o un chat desde el cual podemos establecer una conversación o un monólogo con opción a respuesta en la mayoría de ocasiones. La inmediatez que se puede establecer para la retroalimentación es algo muy atractivo y que engancha a mucha gente. Sin embargo, en muchas ocasiones 140 caracteres se quedan cortos para expresar una idea y, especialmente, un análisis (esto es prácticamente imposible).

Twitter permite establecer un contacto más directo con personas que has conocido vía Internet y a las que, muchas veces, lees en su blog. No tiene el nivel de intrusismo del messenger pero muchas veces tiene las ventajas de este e incluso más: pedir ayuda por Twitter, si tienes unos cuantos seguidores, te dará más resultado que si lo hicieses por otros canales.

Pero un blog es diferente. Twitter tiene más similitud con, por poner algún ejemplo, el teléfono, mientras que el blog lo tiene con el periódico o la revista. El blog es una herramienta de publicación pensada para dar cabida a diferentes formatos de contenido (vídeo, audio y texto), mientras que Twitter siempre tiene que recurrir a herramientas externas al propio flujo de la página para mostrar más formatos. Twitter incluso tiene sus picos de actividad según la zona horaria en la que te desenvuelvas o con la que más te relaciones, algo que se nota mucho cuando tienes contactos a ambos lados del Atlántico (como es mi caso). Si alguien a quien sigo dice algo de interés justo en el momento en que no estoy conectado, es casi seguro que no lo leeré, pues quedará perdido bajo las nuevas actualizaciones. Sin embargo, si lo escribe en su blog y estoy suscrito a su feed, seguro que llegaré a ello a mi ritmo, pero llegaré.

Conclusión

Creo que es todo cuestión de tiempos y velocidades. Y de garantía de recepción: Twitter permite ser oído, al igual que con un blog, pero con la diferencia de que, a menos que tengas muy pocos seguidores, sabes que te ha oído un cierto porcentaje de tus followers. Esa garantía, que un blog no ofrece a menos que sea por los comentarios o por las estadísticas, es lo que ha hecho que alguna gente deje de escribir con la asiduidad que lo hacía para pasarse al torrente del “tuiteo”.

Lo mismo que para Twitter resulta una virtud la avalancha de información en ciertas ocasiones, en otras puede resultar un defecto, pues esa misma información resulta ser más efímera que en un blog debido, precisamente, a sus continuas actualizaciones.

Diferentes herramientas según lo que se desee conseguir o transmitir y somos nosotros los que debemos elegir entre ellas. Los debates entre que es mejor, si Twitter o un blog, son engañosos porque las situaciones siempre variarán. Y lo mismo es aplicable para las redes sociales. Facebook tampoco está matando a los blogs porque, simplemente, tienen funciones diferentes.

Y después de esta parrafada, falta lo más importante: tu opinión. ¿Has dejado de escribir en tu blog “por culpa” de Twitter? ¿Prefieres el microblogging frente al blogging “tradicional”? ¿Por qué?